Concibo en la especie humana dos clases de desigualdad: una, que yo llamo natural o física, porque se halla establecida por la naturaleza, y que consiste en la diferencia de las edades, de la salud, de las fuerzas del cuerpo y de las cualidades del espíritu, o del alma; otra, que se puede llamar desigualdad moral, o política, porque depende de una especie de convención, y se halla establecida o al menos autorizada, por el consentimiento de los hombres. Consiste ésta en los diferentes privilegios de que algunos gozan en perjuicio de otros, como el de ser más ricos, más respetados que ellos, o incluso el de hacerse obedecer.
Jean Jacques Rousseau
12 de Junio de 1754
En la vida actual, no existen diferencia al respecto, por el contrario han surgido nuevas modalidades, por ejemplo, el que una persona por obra y gracia de que su partido ascienda al poder, le toca dirigir una institución pública, comete acto de prevaricación, y con dichos recursos se vuelve millonario, lo cual lo hace diferente ante los demás debido a que lo tratan de forma meritoria, después de haberlo descargado de la justicia. Ahí surge la desigualdad.
Otro estilo de la misma situación, es el distinguido empresario que evade los impuestos que esta obligado a pagar, en perjuicio del Estado. En este sentido, también surge la desigualdad porque sencillamente éste aumenta sus arcas, y al Estado se le presenta un déficit en sus ingresos fiscales destinados a la concepción de obras en beneficios de la ciudadanía.
¿Y cuál es el precio de la desigualdad? Sencillo, esto se traduce en lo que ya tenemos un auge de la delincuencia, esto así, por el cúmulo de deuda social con los sectores menos favorecidos tradicionalmente, es por esto que vemos que la delincuencia ya no esta sólo en dichos sectores, sino que han ampliado su radio de acción hacía sectores que antes no sufrían las consecuencias de este flagelo.
Cuando existía equilibrio sobre esta situación, la delincuencia convivía con su núcleo de origen. Así que a todos nos conviene que haya equilibrio, sobre todo a usted, que se desplaza por las calles, avenidas y carreteras de nuestro país, y no quiere que le despojen de lo que ha conseguido licito o ilícitamente. Busquemos el equilibrio a todos nos combiene…!
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