Publicada el lunes 11 de junio 2007
Las sociedades son como los niños; cuando pequeños se dejan llevar y admiten todo tipo de consejos, cuando se hacen joven aceptan los consejos pero, con el resquemor de que ellos tienen la razón y cuando pasan a la etapa adulta es cuando se ven las deficiencias de haber recibidos tantos consejos insustanciales, de no haberse llevado de los consejos esenciales y creerse que tenían la razón, y peor aun no hacer nada en esta etapa para encaminar su vida por mejores senderos.
La República Dominicana, no escapa a esta realidad y es que a lo largo de la historia hemos visto como se han procurado verdaderas reformas en todos los ámbitos institucionales y la oposición ha sido férrea hasta de quienes están llamados a contribuir con dichas reformas.
Cuando será que los dominicanos despertaremos con un país, que le facilite las cosas a sus ciudadanos que no todo tenga que ser en base al trafico de influencias y toda una retahíla de cosas que hacen más difícil el vivir en la patria de Duarte.
En una ocasión escuche decir que nosotros no avanzamos por la mezcolanza étnica que tenemos, y yo me pregunto acaso ya no es tiempo de que tengamos una identidad progresiva que nos permita a nosotros encarar con ahínco, las dificultades y de ser mejores ciudadanos. La situación es tal que las personas de fe, ya rezan sin el optimismo de antes, esto no quiere decir que ya no sean creyentes sino, que nuestra descomposición a llegado a extremos de misantropía y se reza no por la solución sino, por la llegada del que lo resolverá todo “el Mesías”.
martes, 4 de septiembre de 2007
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