Desde la aurora de la humanidad el hombre ha querido llegar al fondo de lo desconocido, y en su búsqueda se ha establecido allí donde las condiciones geográficas y sociales le garantizan su bienestar.
Aquél 12 de octubre de 1492, es la fecha en que la humanidad tiene registro del encuentro de dos culturas o civilizaciones, una acostumbra a la quietud de sus días, la pesca, la caza, cultivo de las tierras etc. Y otra con un capitalismo incipiente que se vio coartado con la toma de Constantinopla en 1453, por los turcos, que cerro el paso hacia la india impidiendo el tránsito de mercancías, lo cual redujo enormemente los pingues beneficios de estos bergantes y decidieron entonces lanzarse a la mar a buscar nuevas rutas.
Se confirma entonces que las desgracias de los demás pueden afectarnos y de que manera, a propósito de los problemas de España es cuando a un aventurero deciden entregarle todas las crápulas, delincuentes comunes, asesino, violadores y todo ser humano de baja ralea, claro lo creyeron loco y como había que limpiar la península ibérica de toda esa descomposición social ese fue el mejor plan.
Las consecuencias del descubrimiento son indelebles; reeditan las prácticas esclavistas con características criminales. Ocasionó en América la extinción de toda una raza y el continente dejo de pertenecer a sus nativos habitantes, a parte de las plagas humanas éstas trajeron consigo sus enfermedades, vicios y aberraciones que contribuyeron a la extinción de los indígenas.
Lo vivido por nuestra isla hace 516 años concitó la atención de Pablo Neruda, uno de los poetas más sublimes y sutil del mundo, quien escribió lo que el llamó Versainograma a Santo Domingo, a continuación la primera parte:
Perdonen si les digo unas locuras
En esta dulce tarde de febrero
Y si se va mi corazón cantando
Hacia Santo Domingo, compañeros.
Vamos a recordar lo que ha pasado allí
Desde que Don Cristóbal, el marinero
Puso los pies y descubrió la isla
Que mejor no la hubiese descubierto
Porque ha sufrido tanto desde entonces
Que parece que el diablo y no Jesús
Se entendió con Colón en ese aspecto
Esos conquistadores españoles
Que llegaron desde España, por supuesto
Buscando oro y lo buscaron tanto
Como si les sirviese de alimento
Enarbolando a Cristo con su cruz
Los garrotazos fueron argumentos tan poderosos
Que los indios vivos se convirtieron pronto
En dominicanos muertos
Aunque hace siglos de esta historia amarga
Por amarga y por vieja se las cuento
Porque las cosas no se aclaran nunca
Con el olvido ni con el silencio
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